Las generaciones cambian y el producto de inversión que se mantiene siempre inalterable frente a las idas y venidas de la economía española siempre es el mismo: el ladrillo. De hecho, el 63% de los españoles considera que la vivienda es la mejor herencia para dejar a sus hijos y el 47% cree que es la opción más adecuada como plan de pensiones de cara a la jubilación, según el último estudio sobre la demanda de vivienda en España elaborado por Casaktua. El 74% del ahorro de los españoles se concentran en este tipo de inmuebles, tal y como destaca la Encuesta Financiera del Banco Central de España.
¿Por qué los españoles tenemos tanto arraigo a la inversión inmobiliaria? Pues es por una cuestión de números. El rendimiento de la vivienda, incluyendo la rentabilidad por plusvalía, alcanzó en enero de este año un acumulado anual de 10,7%, mientras que el beneficio que reportó la inversión en otro tipo de productos financieros se situó a una distancia considerable.
Por ejemplo, invertir en bonos del Estado a 10 años ofreció un rendimiento del 1,1%; los depósitos reportaron un beneficio del 0,1% y la inversión en Bolsa terminó en negativo, tanto que su rentabilidad cayó un 3.8%. Por su parte, el rendimiento interanual medio de los planes de pensiones en España bajó un 0,52 % a cierre de mayo, mientras que el de fondos de inversión registró un saldo negativo del 1,74% en mayo, según la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva.
Vistas estas cifras, no hay mucho más que podamos decir. El mercado inmobiliario se constituye entonces como uno de los más rentables y apetecibles al que destinar los ahorros. Y esta es una premisa arraigada no sólo entre las generaciones adultas sino también entre los más jóvenes. En este sentido, la consultora Gesvalt determina que los millenials a captan entre el 20-30% de las adquisiciones inmobiliarias que se realizan en España.